domingo, 27 de mayo de 2012

Inhumanidad (a Ricardo López, in memoriam)



Esta semana que termina he pasado por momentos bien difíciles…Y casi todos con un denominador común: el trabajo. Pero ninguno tan difícil como escuchar, de una persona bien cercana, el relato de cómo la habían despedido, de una manera cruel y despiadada, de su primer gran trabajo, la ilusión de su vida, después de haberse dejado la piel, y ante la incredulidad de sus compañeros y sus subordinados…

…así que se me encogió el corazón al escucharla. Aunque escuchar una historia así lo lamentarías de cualquiera, si es de una persona a la que quieres, mucho más… Pero, además, en mi caso, me pareció un déjà vu increíble, estaba escuchando su historia, con todo el dolor que expresaba, y me parecía estar escuchando la mía propia…

…aunque mi amigo Javi Vieites diría que, en cierto sentido, es normal, que tarde o temprano todos nos tropezamos con la bestia, con la inhumanidad criminal de las grandes (y no tan grandes) compañías… Él me recomendó en su día un documental del Canal Odisea, The Corporation, que parte de una premisa muy sencilla: si tomamos a cualquiera de las grandes compañías que conocemos, las consideramos personas, y como tales les aplicamos un test normalizado de personalidad (digamos, por tirarnos el folio, un DSM-IV)…

…el resultado que se obtiene es concluyente: la mayoría de esas grandes corporaciones son psicópatas. Incapaces de albergar sentimientos humanos (que no cotizan en Bolsa), preocupadas única y exclusivamente de sus propios objetivos, y sin el menor remordimiento por destruir a otros, el planeta entero si hace falta, con tal de conseguirlos…

¿Mi historia? Igualita exactamente a la que relataba al principio, a pesar de no ser yo el protagonista. En mi caso, y como yo soy Ignacio Bona y todo en mi vida parece que tiene que ser exagerado y grandilocuente, con la siguiente variante: yo pasé por la misma experiencia una y otra vez, hasta cuatro seguidas…

…naturalmente, siempre que explico mi curriculum vitae (o, como dice mi admirado Fernando Savater en sus memorias, mi ridiculum vitae), doy una versión edulcorada; o sea, que miento como un bellaco.

Sería interminable relatar cada una de las cuatro historias, con sus circunstancias, sus detalles, y sus protagonistas… La mayoría de ellos, los que me maltrataron, no merecen por supuesto ser recordados… aunque confieso que, escribiendo estas líneas, me ha dado por buscar el nombre de uno de ellos en Internet, y he visto que, como parte de su política social, patrocina la Orquesta Sinfónica de su pueblo… Lo que hay que ver…

De quien sí me acuerdo muchas veces, y a quien dedico este post, es de Ricardo, Ricardo López, la persona que me contrató para ABX y que fue mi jefe. Ricardo ya no puede leerlo porque murió hace un tiempo, un par de años quizá. Me llegó a través de algún ex-compañero de ABX que sus últimos días fueron terribles, aquejado de una enfermedad muy dolorosa; pero, ante todo, aquejado de grandes remordimientos acerca del modo en que había conducido gran parte de su vida, sus últimos años…

…quise mandarle un mensaje, pero ya no llegué a hacerlo. Simplemente para decirle que estaba bien, que lo soltara, que yo le había perdonado y, en esencia, no le consideraba una mala persona. Que, sencillamente, le consideraba un hombre equivocado. Pero que todos, a cada momento, aun en el último trance de nuestras vidas, podemos cambiar. Tenemos la capacidad de elegir. Aunque la elección sea, simplemente, cómo vivir ese último minuto de vida.

Yo estuve con Ricardo algo más de un año. Me contrató de manera sorprendente: fue un proceso muy rápido, en medio de un tórrido agosto, mientras otros se tostaban en la playa de vacaciones… Buscaba alguien con una formación sólida, aunque no tuviera mucha experiencia. Y me encontró a mí…

…durante la entrevista, me advirtió que el principal obstáculo sería el director general de la compañía, un alemán algo mayor de apellido Stetter (ese tipo de apellido alemán que, en el tiempo que permanecí en la compañía, escuché pronunciar en no menos de veinte formas distintas…). Que el tipo me quería entrevistar también, una segunda entrevista. Pero que era un tipo oscuro y que me pondría las cosas difíciles…

…el caso es que el oscuro Stetter me pareció una persona encantadora… Se me ocurrió preguntarle, al principio de la entrevista, de qué parte de Alemania procedía, y si era católico o protestante… y calculo que, a partir de ahí, estaríamos como hora u hora y cuarto hablando de religión… Ante la cara de estupefacción de Ricardo, por supuesto.

…y ABX me contrató. Para trabajar como key account de Logística, mano con mano con Ricardo. Se suponía que Ricardo tenía que formarme. Se suponía…

… la realidad fue que tampoco me hizo mucho caso. Más bien, ninguno. Los detalles del negocio tuve que ir aprendiéndolos por mi cuenta, haciendo un gran esfuerzo, cometiendo errores, buscando dentro de la compañía a quien pudiera ayudarme… Después de un año, y de no pocos problemas, bueno, por fin estaba en condiciones de rendir de verdad en el puesto. Empezaba a generar por mí mismo buenas oportunidades de negocio para la compañía. En particular, recuerdo empezar a trabajar en un proyecto que involucraba a Bayer, uno de nuestros principales clientes…

…y en ese punto, me despidió. Estaba trabajando en mi ordenador. Me ausenté 10 ó 15 minutos de mi mesa. No recuerdo qué fui a hacer. Volví. Vi que mi sesión de red había expirado. Me pareció un poco raro. Intenté volver a entrar, pero no reconocía la contraseña. Descolgué el teléfono para comunicar la incidencia a Sistemas. Y ocurrió. Recibí un mensaje lacónico: “pasa, por favor, a hablar con el departamento de Recursos Humanos”…

Por fin, hablé con Ricardo. Me dijo que mi rendimiento estaba por debajo de lo que él esperaba. Y que lamentaba el incidente del ordenador, pero que en estos casos se actuaba así. Por seguridad. Que un trabajador despedido, pero con acceso al ordenador, podía tratar de hacer cualquier locura y causarse un grave perjuicio a él y a la compañía…

…y entonces hablé yo. Empecé lamentando que mi rendimiento hubiera estado por debajo de su expectativa. Pero que, sobre todo, lamentaba que no me conociera como persona… Porque de haberme conocido sabría que, con un pequeño empujón, habría podido llegar donde hubiera querido. Donde hubiera querido…

…pero que había que aceptar la situación. Le dije que, a partir de ese momento, estaba en posición de: uno, necesitar mucha ayuda; y, dos, ponerme a trabajar de inmediato. Y que él era la primera persona, y la más importante, a la que solicitar ayuda. Le pregunté si podía dedicarme treinta minutos a elaborar un pequeño plan de marketing personal para orientar los siguientes pasos en mi búsqueda de empleo…

…y entonces, sucedió. Por la expresión de su cara, me di cuenta perfectamente de cómo le resonaron mis palabras, de cómo le habían llegado, de cómo, aquel hombre vanidoso, pagado de sí mismo y de ego insuperable, se dio cuenta de que, quizá, se había equivocado. De que estaba muy equivocado…

…pero su ego no le permitió dar marcha atrás, ponerse en evidencia delante de toda la empresa y reconocer que aquello no tenía sentido, que el fracaso de Ignacio Bona, en realidad, era el fracaso de Ricardo López…

…y aquello le costó a Ricardo el puesto, poco después. También le dijeron que su rendimiento estaba lejos de la expectativa. También le cortaron el acceso a la red y el teléfono. Ignoro si Ricardo pidió ayuda a Stetter igual que lo hice yo…

…aunque me temo que no. Por cierto, que Ricardo me dio dos o tres buenas indicaciones de cara al siguiente trabajo. Llamó personalmente a varias personas hablándoles de mí y tratando de persuadirles de que me contrataran. Al final, no funcionó para el empleo. Pero sí funcionó para algo más importante: le perdoné. Jamás le guardé rencor. Y mi paso por ABX fue muy importante en mi vida. Aun conservo alguno de mis mejores amigos de aquella época…

Lamento que este post haya salido un poco largo. Mi carrera ha sido tortuosa y llena de tropiezos… Ahora estoy feliz de seguir trabajando, lejos de Barcelona, lejos de la logística… En una empresa que sufre de los mismos problemas, contradicciones y que se cuida tan poco de la gente como las demás que han salido aquí…

…de hecho, la semana pasada ha anunciado el cierre de una fábrica, en Medina del Campo. Llevo días intentando escribir algo para mis compañeros, para mi entrañable Lorenzo González y todo su equipo, con los que trabajé codo con codo durante meses. El final de este post, necesariamente, tiene que ser para vosotros. Para enviaros un gran abrazo. Y para deciros que, pase lo que pase, me tendréis a vuestro lado. La empresa, the corporation, puede romperos el corazón; las personas que trabajamos con vosotros y que os queremos, jamás.

Zaragoza, mayo de 2012.
Para Ricardo López, in memoriam.
Para Lorenzo González, uno de los mejores profesionales españoles de la industria eólica, y todo el equipo de Gamesa (ex-Made) en Medina del Campo.
...y para ella, que inspiró el comienzo de la historia.

2 comentarios:

  1. Desde que llegó óscar, dormir ocho horas es una quimera... Y aqui estoy a las dos de la mañana, teniendo que levantarme a las seis y sin poder soltar el móvil, completamente hipnotizado por tu escritura. Increiblemente honesta , sincera, dolorosa, melancólica... aunque al final termine venciendo siempre el salvador optimismo patológico. Un abrazo.

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  2. Mi admirado Sydhal: me ha hecho mucha ilusión verte, veros a los dos. Ni te imaginas. Estaba deseando que leyeras este blog y recibir un comentario tuyo...

    Te echo un montón de menos. Si Óscar nos lo permite, un día de estos, podríamos tomarnos una cerveza en Tarazona. Prometo además, esta vez sí, devolverte tu CD de los Blues Brothers...

    Cuídate mucho. Un abrazo. Te quiero un montón. Gracias por escribir.

    P.D. ¿Has visto "Intocable", la película francesa estrenada este año? No la dejes de ver...

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