jueves, 21 de junio de 2012

Sheldrake




Mira, Marcio, tengo decenas de buenos recuerdos contigo. Una colección entera... Pero el mejor de todos, el gran regalo que me has hecho en esta vida, es el de la barbacoa... No hace falta decir cuál. A que no?

Cada una y cada uno de los barbacoeros, con sus matices, sus pequeños detalles, son personas maravillosas… No me canso de escucharlas, de estar con ellas. Es exactamente lo que me pasaba contigo: que no me cansaba de escucharte. Ni de estar contigo…

…y, así, el tiempo pasa volando. ¡Más de un mes desde que te marchaste! Aunque es curioso cómo funciona el tiempo: a cualquiera de ellos, a Carlos, a Marta, a Miguel Ángel, a Silvia o a Susana, me parece conocerlos de toda la vida. De toda la vida…

Y es que, estando con ellos, la comunicación vuela fácil, fluida. Te encantaría seguir con nosotros. Tenemos conversaciones fantásticas…

…como este sábado, por ejemplo. Nos movimos desde la ecología, el agotamiento del petróleo y los recursos naturales, la sobrepoblación mundial… al tomate rosa de Barbastro. Pasando por la problemática de los niños tutelados por la Administración y la adopción internacional... Y con ese toque dramático que suelo dar yo a algunas conversaciones: “dentro de algunos millones de años ya no existirán estos problemas… porque el Sol, que es una estrella en expansión, habrá engullido a la Tierra…”

…y para mí, que me encanta discutir, ¡ya lo sabes!, fue un sábado fantástico. Disfrutando de un kebab en la ribera del Ebro. Rematado por un té, un té moruno… Moruno… No nos hizo gracia ni nada la expresión…

Realmente estoy tan bien, tan a gusto con este regalo que me hiciste, que a veces pienso que hay cosas en la vida que tienen que pasar, que no pasan por casualidad. Y entonces me acuerdo de él: de Rupert Sheldrake. Chiflado maravilloso…

Leí por primera vez sobre Sheldrake en 1998, cuando aún se pagaba en pesetas… Escribo esto y pienso que alguno de los que lean este blog, si han tenido la paciencia -yo no lo aguanto- de ver el programa Redes, de Eduard Punset, a lo mejor han tenido la suerte de escuchar a Sheldrake…

Sheldrake, un eminente Biólogo Molecular formado en Cambridge, acuñó un término, “campo morfogénico”, y sacudió los cimientos de la ciencia con una teoría revolucionaria: no existen leyes inmutables del Universo. Los distintos eventos se mueven, fluyen, de manera que crean una tendencia, una “forma”: cuantas más veces se repite un suceso, de un modo determinado, más probable es que el siguiente se repita exactamente del mismo modo…

…como si todos los eventos formaran parte de un campo, como una sábana. Cada repetición deja una pequeña marca en la sábana… Y si algo se ha repetido millones, y millones, y millones de veces del mismo modo, esa pequeña marca en la sábana se convierte, así, en un agujero profundo… que hace inevitable, para cualquier nuevo evento que “ruede” por la sábana, caer en el agujero y repetir ese comportamiento…

¡Madre mía! ¡A dónde nos hemos ido desde nuestro kebab junto al Ebro…!

Lo verdaderamente interesante de la teoría de Sheldrake es que, en su visión del mundo, todo, absolutamente todo, está conectado… Cualquier cosa que yo haga tiene impacto, literalmente, en todo el Universo… porque el hecho de que ya haya sucedido hace más probable que suceda de nuevo…

…con lo que todos nosotros somos como una antena que recibe el eco de todas las cosas, no importa cuáles sean… Ni siquiera que no “existan”… Basta con que se hayan imaginado…

Sheldrake es un científico (aunque una parte de la comunidad científica seria preferiría verlo quemado en la hoguera, como a Miguel Servet…), así que ha desarrollado una serie de experimentos sorprendentes…

…y ha llegado a una conclusión: como “antenas” que perciben una realidad oculta, hay dos grupos particularmente sensibles: los animales y los niños…




…pero todos, absolutamente todos, tenemos la posibilidad, algún día, de volver a sintonizarnos con esa realidad… Simplemente, dejando fluir nuestra imaginación: el arte de hacer que las cosas sucedan

…que es lo que me ha pasado a mí con nuestra barbacoa: tenía tantas ganas, pero tantas, tantas, de que me sucediera una cosa así, que, al final, se ha hecho realidad… Lo que decíamos: hay cosas que tienen que pasar…

…como nuestro kebab junto al Ebro. Con su maravillosa conversación de una noche de junio, de tomates, soles en expansión y niños adoptados…

…así que, al día siguiente, el domingo, me levanté como nuevo... Fui a correr un rato por el canal. No me sorprendió ver a un chico corriendo con una camiseta de la antigua URSS, con las siglas “CCCP”, porque casualmente había pensado en ello nada más levantarme y ya no me sorprendo con esas cosas. Subí a casa. Me duché. Desayuné leyendo el periódico, el Heraldo. ¡Qué mierda de domingo sería si faltara el Heraldo! Nada más abrirlo, me tropecé con un artículo sobre el tomate rosa de Barbastro. Y el suplemento hablaba de adopción internacional. Levanté la vista. En la TV estaba el canal Historia. La serie “El Universo”. Por supuesto, el reportaje hablaba sobre nuestro Sol en expansión… y los científicos debatiendo sobre si engulliría o no a la Tierra…

…y es que ya no me sorprendo con esas cosas… Sheldrake me diría que, claro, soy algo más sensible porque sigo siendo un niño… Lo que, de todas formas, es algo que también me dijo Ommael…


Zaragoza, junio de 2012.
Para mis barbacoeros, por supuesto. Y para todos aquellos que, en el fondo de su corazón, y a pesar de la edad que tengan, sigan siendo unos niños…

2 comentarios:

  1. Mi gran amigo y hermano Nachete! Si efectivamente estamos todos conectados y nada es por acaso. Quién te da las gracias soy yo. Gracias por haber estado a mi lado en estos últimos años e de manera incondicional. La Barbacoa....la barcacoa....es imposible que una comida hecha con mucho amor y buenos ingredientes salga mala. Somos todos buenos ingredientes que alimentan nuestras vidas. Gracias por hacer parte de esta gran ensalada que es la vida y por estar más conectado que nunca contigo mismo, que es exactamente lo que hace que estemos conectados unos con los otros. Un abrazo Marcio ;-)

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