Lo
vi claro mientras escribía la entrada de ayer: esto del blog requiere de un punto final. Éste. Esta entrada de hoy. Es un
día especial: justo cuarenta y tres años desde que nací…
…así
que me apetecía hacerme un regalo: el final del blog…
¿Por
qué? Bueno, igual no es fácil de explicar. Pero siento que estoy utilizando
esto para varias cosas que no me gustan. La primera: para llamar la atención y
recibir desesperadamente cariño, aprobación… Esto no es exactamente como escribir un libro. Esto va, entrada a entrada,
notificación a notificación del dichoso Fcbk, dirigido específicamente a que
alguien me diga: “qué bien, Nacho. Cuánto me gustó lo que escribiste”… “Qué
bien escribes”… “Qué valiente eres con lo que dices”… Etcétera, etcétera.
Y
no. Eso NO lo quiero.
Además,
veo que esta es una vía de expresar sentimientos en un canal que no es el
adecuado. Lennys tenía razón. Siento mucho haberte lastimado. ¿En qué estaría
yo pensando?
Evidentemente,
tiene sus cosas buenas. Muy buenas. Compartir una mirada sobre uno mismo, y
sobre determinadas cosas, hace que muchas personas te devuelvan su propia
opinión. Y eso me ha enriquecido mucho. Muchísimo.
Así
que habrá que decir: estuvo bien mientras duró. Tuvo su momento. Sirvió para
despedir a Marcio de un modo nuevo y sorprendente. Y para compartir algo de lo
que llevo dentro…
...aunque
es mucho, mucho más lo que se queda en el tintero. Pero así debe ser. Ni más ni
menos.
Esta
última entrada, bueno, forzosamente tiene que ser especial. Una cosa que me
molesta es que he dedicado algunas entradas a personas que han sido importantes
en mi vida… mientras otras, quizá las más
importantes, las he dejado fuera. ¿Por qué? Pues porque me ha sido más fácil
evitar escribir sobre ello. Lo que decía: mucho más fácil buscar la aprobación
facilona con otras cosas…
…por
eso la foto que encabeza esta entrada es la de mi madre. Había pensado
dedicarle una entrada con su nombre, que también es un sustantivo: “adoración”.
Naturalmente, es lo que sentía por ella. Normal: por la foto, en la que está
conmigo, se ve claro que me tenía bien alimentado…
Mi
madre ya no puede leer esta entrada, ni ninguna otra. Jamás le he dedicado nada
escrito, ni casi dicho, desde que murió. Hasta ahora, me ha resultado demasiado
doloroso. No solamente por perderla a ella, sino porque es el recuerdo de una
época negra, destrozado emocionalmente y con mi familia completamente
arruinada… Pero, sobre todo, porque no me perdono a mí mismo haber sido tan,
tan niño, haber dado una respuesta tan infantil en aquella época. Me hubiera
gustado poder decir: apreté los dientes, afronté las cosas y salí adelante.
Pero no. Era un niño y desaproveché la gran ocasión de mi vida para convertirme
en un adulto. Así de claro. Dudo si a día de hoy lo he conseguido. Echando un
vistazo a esto del blog, diría que quizá
no mucho…
Hace
poco conocí a alguien que también había perdido a su madre. Más o menos a la
misma edad que yo. Y en unas condiciones igual de difíciles (o más) que las mías,
en una situación límite… Sólo que ella dio, tal como me explicó, exactamente la respuesta contraria a la
mía, se remangó, abandonó parte de la vida que tenía y sacó a su familia
adelante. Lamentablemente, yo no puedo contar eso, aunque es lo que me habría
gustado…
…desde
que la conocí, no dejo de pensar en ello. Deseo con todas mis fuerzas que la
vida le recompense. Lo deseo de verdad.
Tampoco
ha salido mi padre, hasta ahora, en este blog.
Ni le he pasado el enlace, ni he permitido que lea nada de esto… En parte,
porque pretendía materializar una idea, quizá poco viable, de convertir estos
retazos en un libro de verdad, físico
y tangible, y regalárselo un día. Permitir que lo leyera todo de golpe. Lo
malo… Hasta convertir esto en un libro, habrían tenido que pasar dos años. Y
probablemente decir muchas tonterías. Si en la vida hay que ser flexible, ésta
es la mejor decisión: dejarlo aquí, permitir que lo lea, darle el pequeño
disgusto de que el sobresaliente en cálculo de estructuras igual no fue tan “sobresaliente”…
Y hablar un poco, quizá, sobre todo esto. Que es lo mejor que se puede hacer
con un padre.
Hace
poco compartí con él un viaje a Asturias. Nada, no fueron más que dos o tres
días. Pero me gustó pasar tiempo con él y escucharle. Ya se va haciendo mayor y
no sé por cuánto tiempo podremos seguir haciendo estas cosas. Día que pasa no
se recupera. Hay que aprovecharlos todos. Esa foto está tomada en Tielve. Poco
antes de probar, y traernos, un delicioso cabrales…
De
todo lo que me contó mi padre, quizá lo que más me gustó fue oír cómo habla de
mi madre. Su historia de amor. No es porque sean mis padres, pero es una
historia de amor preciosa... Mi padre, atormentado por un defecto físico de
nacimiento, con su autoestima como hombre bajo cero… acabó casado con una chica
guapa de verdad. Por el camino tuvo que darse el milagro de que ella no tuviera
clara la vocación, dudaba incluso si meterse monja… Por suerte para mí, acabó
decidiendo lo que se ve en la foto de cabecera…
…así
que está claro: es puro milagro que yo esté aquí ahora mismo, escribiendo este blog, disfrutando de este cuatro de
agosto (como la calle del Tubo paralela al Coso) cuarenta y tres años después…
En
cuanto a mis amores… Alguno ya ha salido en el blog. He tenido la suerte de que elegí a dos de ellos para una
entrada que a mí me parece muy bonita, la que se titulaba “Lágrimas de
chocolate”… Y a las dos les gustó, y me devolvieron mensajes de vuelta… La
parte bonita del blog…
Y
también he nombrado varias veces a Mª José. Ella también ha sido muy importante
en mi vida. Pero, lamentablemente, nuestros caminos tienen, forzosamente, que
caminar alejados. No puede ser de otra manera. Si no, no dejamos espacio para
que entren otras personas en nuestras vidas. Está bien recordar que nos quisimos
mucho y fuimos felices; pero sin olvidar, también, que nos hicimos daño, mucho,
y que, al final, fue una buena idea poner punto final a la pareja. Lo mismo que
le pasa a este blog…
Hablando
de mis padres, una vez leí, de manera furtiva, un escrito de mi madre, una
especie de diario. En él explicaba qué es lo que había visto en mi padre:
simplemente, el deseo, las ganas, de amarla. Diría que lo consiguió. Una de mis
grandes ilusiones en la vida es que alguien, una mujer, pueda escribir algún
día algo como eso… pero hablando de mí…
Y,
bueno, que tenía pensadas otras cien mil historias para contar, cien mil
batallitas, cien mil personas a las que ir dedicando nuevas entradas. Algunas
las tenía pensadas hasta con el título... A lo largo de estos años, son muchos
los amigos, las personas entrañables, que me han ido acompañando en el camino…
Intentar nombrarlas a todas sería una idiotez. Mejor me preocupo, si realmente
me importan, de estar con ellas, de llamarlas, de estar cercano y no dejarlas
por tanto tiempo…
…y
pensar si, todo ello, no será parte de eso mismo que trato de evitar “matando”
este blog: si no he pasado años, toda
la vida, esclavo de tratar de ganar a toda costa el cariño y la aprobación de
los demás…
…y
quizá por eso se expliquen muchas de las cosas que hago, quizá por eso la
experiencia de gerente de planta, en Peralta, fue tan extraordinaria en algunos
aspectos, pero tan poco convencional y convincente en otros…
…y
quizá por eso tenga que pensar en nuevo modo de relacionarme y repensar mi
vida. “Reescribir mi personaje”, como le decía a mi amiga Silvia.
Ahora…
Ahora toca hacer cosas nuevas. Toca mudarme a Valdefierro de una p… vez. Toca
dedicarle tiempo a varios proyectos muy, muy interesantes que tengo en mi
cabeza, y que se están empezando a materializar. Toca hacer excursiones, y
barbacoas, y disfrutar de la amistad de las personas que, ahora mismo, tengo
más cercanas…
…y
está ella. Diría muchas cosas pero, entonces, estaría volviendo atrás en lo que
he dicho al principio: que esto del blog
no sirve para eso. Mejor la busco y le digo lo que siento. Que es mucho. Pero a
ella. A ella solita…
Lo
que sí quiero decir, gritar, como despedida: ¡qué maravilloso estar vivo,
ilusionado, probar cosas nuevas…! Y equivocarse. La vida es equivocarse y
afrontarlo…
…como
confundir un apio con un puerro…
…y
perdonarse y amarse a uno mismo. Si no, ¿de dónde vamos a sacar las fuerzas
para perdonar y amar a los demás?
Now
that we’re here, so far away/
and
I feel I can face the day/
I
can forgive, and I’m not ashamed/
to
be the person that I’m today.
(Ahora
que estamos aquí, tan lejos/
y
que siento que pudo afrontar el día/
puedo
perdonar, y no estoy avergonzando/
de
ser hoy la persona que soy)
Staind,
So far away, 2003.
(…yo
la descubrí como parte de la banda sonora de la película “Friday Night Lights”.
Parece escrita para mí…)
Zaragoza,
4 de agosto de 2012.
Dedicado…
a todos los que habéis tenido la paciencia de leerme estos meses.
…hasta
siempre!